domingo, abril 06, 2014

Toska.

Esta palabra proviene del ruso, y describe una sensación de profunda angustia —de angostura, dificultad—; un sentimiento sofocante de añoranza o inquietud enfermiza, provocada en la mayoría de los casos, por la ausencia del ser amado.

Los amigos no se van; la amistad es la que se esfuma, desaparece, cambia y nos deja solos a todos.
El corazón se oprime violento en el pecho, se estrella la esperanza del "para toda la vida" y llega la desazón.
No es tu culpa, en realidad no es culpa de nadie, a veces los malos entendidos son sólo señales del fin anunciado de algo que fue tan o incluso más grandioso que cualquier amor... porque amamos, amamos a los amigos, hasta que un día ya no, es imposible seguir estando unidos... ella y yo nos queríamos; pero ya no.

Los amigos no se olvidan; la amistad es la que se olvida, se da por hecha, se pone de lado y se pierde.
La tristeza es mucha cuando los amigos se dicen adiós, sin muchas más explicaciones que una pelea absurda, un malentendido o una cancelación. Los buenos tiempos han pasado ya y no vale la pena reconstruir lo que iba a romperse de todos modos, por su propia fragilidad. Hay amistades tan grandes que hacen ruido al romperse, y por su propia grandeza y por el bien de los dos merece quedarse así: rota.

Y como tantas otras, nuestra amistad llegó a su fin sin intervención alguna de otra persona. El tiempo y la distancia se hicieron cargo de separar a los dos componentes heterogéneos de aquella mezcla alquímica tan poco probable de ser lograda: ella y yo. Pero aunque duela hoy, nuestra amistad que se ha terminado, se volverá leyenda y nos habrá marcado, para siempre a los dos. Mi mejor amiga en mucho tiempo, me negó... y yo por mi parte, y para no lastimarla, le dije adiós, buena suerte, realmente espero que te vaya mejor.