lunes, abril 29, 2013

Forelsket

Ese sentimiento de euforia que experimentas al darte cuenta que te estás enamorando. 

Enamorarme todos los días de una nueva extraña, porque la chica a la que quería conocer, decidió que era mejor no tomar riesgos conmigo y yo decidí que era un tonto por no insistir demasiado.

Enamorarme todos los días era la opción que no era opción, era más bien la posibilidad y la capacidad que tenía entonces, pero solo entonces... hoy, solo me enamoro a cada rato, pero no siempre.

Estoy enamorado de alguien a quien no puedo ver, no porque no pueda ver, sino porque ella ha decidido que no debo ver.

Enamorado sin ti, ¿quién lo diría? Me he vuelto cuerdo nuevamente y ella no lo notó. Es por eso que mi cerebro ya no trabaja con la misma facilidad, tanta perturbación emocional es una joda para un tipo consciente. Acaso ahora me he convertido en un idiota promedio.

Veo bebes con los dedos en la boca y no puedo dejar de pensar en ella... mi preciosa bulímica.

Parafraseando a mi banda favorita, estoy enamorado sin ti, quizás porque nunca te tuve y me tuve que inventar una versión tuya para que esto funcionara, y al hacerlo, te volví objeto de mis afectos, pero objeto al fin.

Por eso, siguiendo con la paráfrasis, estoy enamorado de de algo que no puedo ver, porque si busco me hace daño, porque no puedo tocar; y que si toco me hace más daño porque no puedo quedarme con eso. Y si te vuelvo persona de nuevo me doy cuenta de que no estoy enamorado de ti, sino de la idea de ti, parafraseando a uno de los autores que me ha influido.

Ojalá la decepción también tuviera fecha de caducidad, como todo lo bueno.

Rencor de mentiras.

¿Qué mentira te gusta más?
Elige tu favorita y veré la manera de cumplirla. Dime como quieres que te mienta y te diré quien eres.

Adivino: eres la princesa del cuento, encerrada en la torre, esperando al príncipe azul, a que te salve del ogro, del trol, de la bruja para vivir felices por siempre. No te das cuenta de que quizás esto no es un cuento, que el hecho de ser doncella, no te vuelve princesa, que al esperar al príncipe solo te volverás vieja, pues los príncipes no son heroicos; que acaso deberías salvarte tu misma, antes de acabar casándote con el trol, la bruja o el ogro, besando al sapo y quedándote con ese verde amigo; quizás el valiente caballero te espera afuera del castillo... quizás sea yo.

Ya sé que diría de ser el príncipe ardido, que no ha conseguido a la doncella:
Desperdicias la primavera cuando le dices que no al amor de ocasión.
Cuando eliges la reserva al arrebato;
cuando tu mente dice no, y tus entrañas
arden en el deseo de la oportuna aproximación con la otra persona.
Pero allá tú, espero no se te pudra aquel verano, (por no decir pucha)
que recelosa mantienes a resguardo
y que el otoño no preceda la caída de tu invernal destino.

¿Qué mentira te gusta más?
Aquí va mi mentira: Ya no las busco y acaso pareciendo indiferente, solo me mantengo al margen de la situación. Ya no las busco y sin gozo ni padecimiento me siento mejor. Pero luego vuelvo a verlas, y mi padecimiento es gozo aunque esté muy lejos, porque la belleza, a mis ojos es deseo y el deseo insatisfecho, dolor. Hasta parece que me gusta que me duela... quizás.

¿Qué mentira te gusta más?
Que no volveré a hacerlo. Jaja, aquí voy de nuevo.