Ya no me disculparé, ni pondré
pretextos, ni daré explicaciones, pues la justificación que tengo en la vida es
ser justo y ante eso, no hay necesidad de tonterías.
Ya no me sacrificaré, ni usaré mi
vida como un servicio para extraños, visitaré en miedo como si fuera mi casa y
tomaré de él tanto como en verdad pueda llenarme.
Ya no me engañaré, ni viviré
contenido en el sueño o la falsa ilusión de lo correcto, porque a otros así les
place. Me comeré la vida antes de que me coma. Suerte con eso.
Ya no me defenderé ni agradaré
por ti; si es que hemos de estar juntos será porque vamos por la misma senda,
al mismo destino y al mismo tiempo. No te seguiré ni habrás de seguirme. Juntos
y nada más.
Ya no vacilaré, acaso volveré la
vista atrás para ver lo que he dejado como un obstáculo superado, más no para volver
la marcha. No revisaré mis huellas. La senda me la traza el ahora mismo y el
mañana es irreal.
Te diré lo que haré, haré lo de
siempre, pero mejor, porque hoy es mi último intento… luego, no hay tiempo
amor.