domingo, agosto 19, 2012

Saudade

En portugués, esta palabra tiene dos acepciones posibles: la primera, un sentimiento de añoranza con respecto a algo o alguien a quien alguna vez se amó; la segunda, un deseo sin futuro, constante y vago, de algo que no existe y que posiblemente nunca existirá. Este término, fonéticamente bello, es similar a otro que existe en francés: la douleur exquise, el sentimiento desgarrador que provoca el hecho de ansiar algo que no se puede tener —por ejemplo, un amor no recíproco.

Que me provoque llorar, no quiere decir que lo haré...
después de todo ¿qué razones tendría?
Otro fracaso amoroso, otra esperanza perdida,
acaso el retorno, siempre odioso, a la soltería.
Que me provoque tristeza, no quiere decir que la sienta...
después de todo, la soledad, nunca la dejé;
otro intento más, tal vez menos, ¿quién diría? 
¿Si duele cuenta a favor o como empresa fallida?
Que me provoque buscarte, no quiere decir que lo intente...
después de todo, tú me perdiste;
otro que dejaste pasar, por no ser tu quien mienta,
mintiera, mentía... mientras él si te engañaba...
Que me provoque nostalgia, no quiere decir que te fuiste...
después de todo, en este poema, tu serías mi vida,
otra que yo pude amar, pero no me amaba,
y como siempre, al final, todo estaba en mi mente.